En esta cuarta entrada sobre escritores fotógrafos, conocemos los vínculos que J. M. Coetzee ha establecido entre la fotografía, su obra y consigo mismo.
John Maxwell Coetzee* (1940- ) es un escritor sudafricano-australiano (actualmente radicado en Australia, algo muy relevante para la entrada de hoy), ganador del Premio Nobel de Literatura 2003 entre muchos otros galardones. Aunque, como veremos a continuación, su obra ha sido bastante influenciada por la fotografía, no fue sino hasta hace unos seis años que el mundo descubrió parte de su trabajo fotográfico. Y aunque este no es tan extenso como el de Lewis Carroll o el de Juan Rulfo, sí que podría ser más íntimo que el de ellos dos.
*En afrikaans, el apellido se pronunciaría como “cut-sía”, pero el propio Coetzee omite la “a” final. Y hablando de idiomas, Coetzee, a pesar de ser anglosajón, ha publicado uno de sus libros exclusivamente en español (“Siete cuentos morales” (2018)) y, en el caso de “La muerte de Jesús” (2019), la versión española fue publicada antes que la anglosajona. De hecho, Coetzee mantiene lazos estrechos con la comunidad literaria sudamericana/latinoamericana.
FOTOGRAFÍA SEGÚN COETZEE
La fotografía ha tenido un lugar importante en algunas de sus obras. En “Dusklands” (1974; su debut como escritor), una colección de fotografías se sitúa en el centro de la narrativa de “The Vietnam Project”, en donde el protagonista Eugene Dawn desciende hacia la locura debido a la crueldad mostrada en las imágenes. Por cierto, en la nota biográfica publicada en este libro, Coetzee manifiesta que sus intereses son “…los deportes de masas; las dolencias ajenas; los simios y las máquinas humanoides; las imágenes, en particular las fotografías, y su poder sobre el corazón humano; y la política del asentimiento”. [1] En la estructura de su siguiente novela, “In the Heart of the Country” (1977), existe “…una influencia fundamental: cine y/o fotografía” [2] En “Slow man” (2005), Paul Rayment, el protagonista, es un fotógrafo retirado. A lo largo de la novela, Coetzee expresa algunas ideas y meditaciones sobre la fotografía que sin lugar a dudas se originan en su propia experiencia con este arte. En un pasaje, describe la magia de trabajar en un cuarto oscuro:
“…su mayor placer siempre fue el trabajo de cuarto oscuro. Cuando la imagen fantasmal emergía bajo la superficie del líquido, cuando las vetas de oscuridad sobre el papel empezaban a entretejerse y a hacerse visibles, a veces experimentaba un pequeño escalofrío de éxtasis, como si estuviera presente en el día de la creación.”
Enseguida, Coetzee da lo que podrían ser sus propias opiniones acerca de la fotografía digital:
“…empezó a perder interés por la fotografía: primero cuando el color se impuso, luego cuando se hizo evidente que la vieja magia de las emulsiones fotosensibles estaba decayendo, que para la nueva generación el encanto residía en una técnica de imágenes sin sustancia, imágenes que podían atravesar el éter sin residir en ninguna parte, que podían ser absorbidas por una máquina y salir de ella adulteradas, falsas.”
EL COETZEE FOTÓGRAFO
Alrededor de 1951, Coetzee adquirió una pequeña cámara de negativos 15 mm x 15 mm [3], convencido de que la usaría para espiar a sus profesores y compañeros en la escuela (donde sería la “fuerza impulsora” del club de fotografía). Adicional a ello, convirtió una de las habitaciones de su casa en un cuarto oscuro. [1] La compra de su equipo de cuarto oscuro, junto con la de su cámara Wega 35 mm de fabricación italiana, la considera como el momento donde comienza a tomar fotografías de manera “seria”. El propio Coetzee admite que una de las razones que lo impulsaron a aprender fotografía era que “…en la década de los 50, la fotografía ´seria´ tenía un caché cultural considerable.” [3]
EL DESCUBRIMIENTO
Toda esta historia del Coetzee fotógrafo fue descubierta casi por casualidad. Cuando Coetzee emigró a Australia en 2002, mantuvo en su posesión un apartamento en Ciudad del Cabo. Luego, en 2014, decidió venderlo. Algunas de sus pertenencias fueron ofrecidas a Herman Wittenberg, quien había trabajado con Coetzee en unos guiones fotográficos. Inicialmente, Wittenberg pensaba que solo recibiría una ampliadora y equipo de cuarto oscuro, pero las cajas escondían gratas sorpresas: numerosos negativos e impresiones tomados e impresos por el propio Coetzee a mediados de los 50 (en apariencia con película Ilford). Pronto, estos fueron enviados al Harry Ransom Center en Texas para su protección y conservación [3] (el mismo centro que guarda la primera fotografía de la historia). Las imágenes también han sido expuestas al público en exposiciones alrededor del mundo. El nombre de las exposiciones hace alusión a su libro “Boyhood” (1997), una autobiografía para la cual estas fotografías podrían servir como complemento y acompañamiento visual.Fuentes
[1] Kannemeyer, J. C. (2012). J.M. Coetzee: a life in writing. Brunswick, Australia: Scribe Publications
[2] Attwell, D. (Ed.). (1992). Doubling the Point. Londres, Inglaterra: Harvard University Press
[3] Wittenberg, H. (2017). JM Coetzee. Photographs from Boyhood. [Catálogo de exhibición]. Ciudad del Cabo, Sudáfrica: Irma Stern Gallery