Hace algunas semanas hablé de Jacques-Henri Lartigue, y de cómo su trabajo y estatus de gran fotógrafo fueron descubiertos hacia el final de su vida. En la entrada de hoy hablamos de otro fotógrafo (francés también) cuya obra también fue descubierta poco antes de su muerte.
Eugène Atget (1857-1927) es reconocido como una de las figuras más prominentes de la fotografía del siglo XX. Al igual que varios de los fotógrafos que he presentado en este blog, su lugar en la historia se estableció hasta después de su muerte, habiendo trabajado en un relativo anonimato toda su vida. En esta entrada conocemos acerca de su vida y exploramos una pequeñísima parte de su obra.
BREVE BIOGRAFÍA
Salvo donde se indique, la información en esta sección fue tomada de [1].
Aunque es más conocido por sus fotografías de París, su ciudad natal es de hecho Libourne en el departamento de Gironda (en el Suroeste de Francia). Su padre fallece cuando Atget tenía cinco años, y su madre le sigue pocos años después (no se conoce el año de su muerte, pero a los 7 u 8 años Atget ya era huérfano), por lo que sus abuelos maternos se hacen cargo de él.
Uno de sus primeros trabajos fue el de ayudante de tripulación en un buque mercante (presuntamente entre 1875 y 1877), llevándolo a tierras lejanas (existe incertidumbre acerca del dato, pero es posible que haya visitado Uruguay y algún puerto en África).
Para 1878, Atget se muda a París, donde decide iniciar una carrera como actor. Ese año intenta infructuosamente ser aceptado como estudiante en lo que hoy se conoce como el “Conservatoire National Supérieur d’Art Dramatique”. Un año después lo intenta de nuevo, esta vez exitosamente. No obstante, al mismo tiempo fue reclutado por el ejército francés, y esto afecta seriamente su rendimiento. Para 1881, el conservatorio decide apartarlo de sus estudios.
Su servicio militar concluye en 1882, y durante los próximos 5 o 6 años trabaja como actor con un grupo itinerante. Es durante esta etapa que conoce a André Calmettes*, una de las pocas personas que lo conocieron y que pudieron, después de su muerte, brindar recuentos de primera mano acerca de su vida. Y trabajando con este grupo también conoce a Valentine Delafosse Compagnon, con quien conviviría hasta su muerte. Aunque no tuvieron hijos, Atget se convirtió en el padrastro del hijo de Valentine (Léon, quien en ese entonces tenía 10 años).
*Curiosamente, al igual que Atget, le fue denegada la admisión al conservatorio en 1878, fue aceptado en 1879 y finalmente se retiró (aunque voluntariamente) en 1881.
En 1888, Atget se muda al departamento que hoy se conoce como Somme en Alta Francia. Es acá donde presuntamente comienza a tomar fotografías**, y no se sabe exactamente cómo ni con quién aprendió el arte.
**Antes de esto, intentó volverse pintor, pero tampoco tuvo éxito.
Entre 1890-1891, Atget regresa a París, y en las afueras de su apartamento cuelga un anuncio que decía “Documents pour artistes”. En 1892, un amigo le ayuda a publicar un anuncio en una revista: “Recomendamos a nuestros lectores a M. Atget, fotógrafo, 5 Rue de la Pitié (París), que ofrece a los artistas paisajes, animales, flores, monumentos, documentos, primeros planos para pintores, reproducciones de cuadros. Disponibilidad para viajar. Colecciones no en circulación pública.” Aunque siempre siguió vendiendo a artistas durante su carrera como fotógrafo, Atget nunca consideró que sus fotografías fuesen artísticas. [1] En al menos una ocasión declaró que su trabajo era simplemente el de documentar. [2]
Probablemente motivado por el establecimiento de una comisión municipal orientada a la preservación del París antiguo (en esos años se estaba realizando una modernización de la ciudad, en la cual la arquitectura de la ciudad estaba siendo reemplazada), Atget inicia su proyecto más longevo y ambicioso, que era la documentación y preservación fotográfica de París antes de los cambios***. Aunque era un tema que le apasionaba, la decisión también tenía un fuerte componente estratégico y comercial. Al tomar este tipo de fotografías, estaba ampliando el tipo de clientes a quienes podía vender su trabajo. Inicialmente trabajaba casi exclusivamente con artistas, pero esto no era suficiente. Sin embargo, con estas nuevas fotografías podía seguir colaborando con ellos, pero también con artesanos (decoradores, carpinteros, ebanistas y herreros entre otros debido a sus fotografías de interiores y detalles arquitectónicos), arquitectos y coleccionadores de imágenes del viejo París como archivos, museos, bibliotecas, escuelas de diseño o simplemente gente interesada en el tema.
***Calmettes afirmó que este es el verdadero comienzo de la carrera fotográfica de Atget. [2]
Durante esta exitosa etapa de su vida (1897/98-1906/1907) trabajó de manera independiente. No fue sino hasta 1907 que fue contratado por la “Bibliothéque Historique de la Ville de Paris” para fotografiar arquitectura del centro de París. En 1910 fue contratado por otras dos instituciones: la “Bibliothéque Nationale” lo contrató para fotografiar ciertos temas específicos, y la “Bibliothéque Historique de la Ville” para documentar el “Jardin des Tuileries” y sus esculturas.
Dos años después del fin de la Primera Guerra Mundial, Atget vende parte de su archivo (2,600 fotografías) a la institución gubernamental “Les Monuments Historiques”. En la carta que envió para ofrecer sus fotografías, explica que “… esta enorme colección artística y documental está terminada; puedo decir que poseo todo el Viejo París. Envejecido, es decir, a punto de cumplir setenta años****, y sin heredero ni sucesor… me inquieta y atormenta el futuro de esta hermosa colección de negativos que podría caer en manos inconscientes de su valor y, finalmente en beneficio de nadie.”
****En realidad tenía 63 años.
En 1919, cuando inicia la etapa de “normalidad” después de la guerra, Atget regresa a fotografiar, esta vez enfocándose en otros temas y sujetos, pero de nuevo con la libertad e independencia que le brindaba el no tener que trabajar para una institución. Debido a su edad, su producción hasta 1926/1927 no fue tan prolífica como antes.
El inicio del fin de su vida se da tras la muerte de Valentine en 1926, un hecho que le afectó demasiado, hundiéndolo en una profunda depresión que continuó deteriorando su salud. Finalmente fallece en 1927, siendo enterrado en el cementerio municipal Bagneux de París en una tumba sin identificación.
EL “DESCUBRIMIENTO”
El trabajo de Atget era conocido y admirado por un relativamente pequeño grupo de personas en París, y su obra jamás fue conocida ampliamente en vida. Esto cambió gracias a dos fotógrafos estadounidenses que a su vez figuran en la lista de los artistas más influyentes del siglo XX: Man Ray y Berenice Abbott.
En 1925, Abbott trabajaba como asistente de Ray en su estudio parisino. Fue acá donde vio por primera vez el trabajo de Atget. Su interés fue tal que, después de saber que su estudio no estaba muy lejos, decide visitarlo. La primera impresión que tuvo de él fue la de un hombre “… cansado, triste, remoto, atractivo.” En esa primera visita compra varias impresiones y le pide que aparte otras mientras consigue el dinero para adquirirlas. En una segunda visita Atget se abre un poco más, e incluso le muestra una placa que estaba revelando. Abbott regresa en varias ocasiones, ganando su confianza. En una de estas visitas, le pregunta si los franceses apreciaban su trabajo y su respuesta fue “No, solo jóvenes extranjeros.” [3]
En 1927 Abbott pide a Atget que pose para ella. La sesión se da en el estudio de Abbott. Un tiempo después, Abbott llega al apartamento de Atget para mostrarle las impresiones, pero la conserje le informa que había fallecido. La tristeza y consternación pronto se transforman en preocupación por el patrimonio fotográfico de Atget. Al preguntar, la conserje indica que todas las pertenencias estaban a cargo de un André Calmettes, y le proporciona el nombre de la calle en la cual vivía, pero no el número (lo desconocía). Desesperada, Abbott y un amigo visitan la calle y tocan puerta por puerta, cada uno al lado opuesto de la calle, buscando a Calmettes. Cuando por fin encuentran la casa, Abbott se entera de que se había mudado a Estrasburgo, donde era el Director del Teatro Municipal. [3]
En el otoño de 1928 Abbott logra la compra del archivo fotográfico completo de Atget (con la ayuda financiera de Julien Lévy, un marchante de arte). Presuntamente había alguien más queriendo comprar el archivo, pero Calmettes se decidió por Abbott porque sentía que ella “lo amaba más” (refiriéndose a Atget). [3]
Aunque es difícil dudar del interés de Abbott por el aspecto artístico y fotográfico de la obra de Atget, se podría argumentar que también existía un incentivo económico. Poco tiempo después de comprar el archivo, ella y Lévy intentaron venderlo a alguna institución, pero el precio que pedían ($10,000) era demasiado alto. Para convencer a potenciales compradores, Abbott editó un libro, y junto a Lévy lograron organizar varias exposiciones que coincidirían con la publicación del libro. Otra estrategia fue la venta de ampliaciones realizadas a partir de los negativos originales por parte de la propia Abbott. Debido a que el mercado de fotografías artísticas no estaba muy desarrollado, el archivo Abbott-Lévy con la obra de Atget no fue adquirido sino hasta 1968 por el MoMA. [4] No obstante, estos esfuerzos tuvieron el efecto de dar a conocer la obra de Atget alrededor del mundo, y de darle su justo lugar en la historia de la fotografía.
MAN RAY Y ATGET
Aunque Ray fue prácticamente la chispa que propició el descubrimiento de Atget+, aparentemente no reconoció la importancia de su obra en general, y de hecho no tenía una opinión reverente acerca de él. Describiéndolo, dijo: “Era un hombre muy simple/sencillo, casi ingenuo, como un pintor de domingo++…” Ray de hecho pudo haberle dado más difusión a su obra (y a su nombre) de no ser porque el propio Atget se rehusó. En 1926, Ray le pidió unas fotografías para publicarlas en “La Révolution Surréaliste”, una revista sobre el surrealismo. Una de ellas es la del público observando un eclipse. Tras autorizar la publicación de la imagen en la revista, Atget aclara: “No pongas mi nombre [en los créditos]. Estos son solo documentos que hago.” [2] [5] Es difícil saber si era porque no se identificaba con el movimiento surrealista o con lo que la revista quería transmitir, o porque pensaba que la fotografía no era lo suficientemente buena y quería cuidar su reputación.
+Ray dijo: “¡Yo lo descubrí!”, pero inmediatamente aclara: “No lo considero un mérito.” [5]
++“Pintor de domingo” es una manera de describir a un aficionado que no tuvo instrucción formal.
Fuentes
[1] Szarkowski, J., y Hambourg, M. (1982). The work of Atget. Volume II. The art of old Paris. Nueva York, NY: The Museum of Modern Art
[2] Nesbit, M. (1992). Atget’s seven albums. New Have, CT: Yale University Press
[3] Abbott, B. (1964). The world of Atget. Nueva York, NY: Paragon Books
[4] Hacking, J. (2018). Photography and the art market. Londres, Inglaterra: Lund Humphries
[5] Ray, M. (1982). Man Ray photographs. Londres, Inglaterra: Thames and Hudson Ltd.