Light through prism, 1958
La intersección entre la fotografía y la ciencia en dos de sus facetas han sido temas que acaparan mi atención y han energizado mi curiosidad y mi avance como fotógrafo. La primera faceta viene de la propia identidad de la fotografía como una amalgama de conceptos científicos aplicados a partir de la ingeniería, química, física y óptica entre otros. La segunda concierne la captura de imágenes fotográficas de fenómenos científicos, no siempre visibles para nuestra vista (magnetismo, difracción/refracción, birrefringencia entre otros).
Dejando a un lado cualquier discusión acerca de diferencias de género (ella misma despreciaba el término “woman photographer” y prefería identificarse simplemente como “photographer”), Berenice Abbott (Estados Unidos, 1898-1991) es una de las pocas fotógrafas (también fue inventora) que han dejado huella en la historia de la fotografía. Su cuerpo de trabajo abarca varios géneros pero sus fotografías científicas son las que más me inspiran. En ellas visibiliza elegantemente y con estética impecable conceptos y fenómenos científicos con el objetivo de informar, educar y, en el proceso, también asombrar. Ese aspecto didáctico es otra razón que me hace admirar su trabajo.
Multiple Exposure of a Swinging Ball, 1958-61
En 1939 escribió una carta a su amigo Charles C. Adams en la cual expresa sus ideas acerca de la ciencia y la fotografía y que representaron en sus palabras su “manifiesto científico”. A continuación la reproduzco en español ya que en mis búsquedas no encontré una versión traducida.
Vivimos en un mundo hecho por la ciencia. Pero nosotros -los millones de no iniciados- no comprendemos ni apreciamos el conocimiento que así controla la vida diaria.
Para obtener un amplio apoyo popular para la ciencia, con el fin de que podamos explorar aún más este vasto tema y controlar áreas aún inexploradas, es necesario que exista un intérprete amistoso entre la ciencia y la persona común.
Creo que la fotografía puede ser este portavoz, como ninguna otra forma de expresión puede serlo; la fotografía, el arte de nuestro tiempo, medio mecánico y científico que se ajusta al ritmo y carácter de nuestra era, está en sintonía con la función. Existe una unión esencial entre la fotografía, el hijo de la ciencia, y la ciencia, el padre.
Sin embargo, hasta ahora no se ha dominado la tarea de fotografiar temas científicos y dotarlos de atractivo popular y de precisión científica. Para esto se necesita la acción del artista, así como la acción del registrador. A lo largo de la historia el artista ha sido el portavoz y conservador de las energías e ideas humanas y espirituales. Hoy la ciencia necesita su voz. Necesita la vivificación de la imagen visual, la cálida cualidad humana de la imaginación sumada a sus disciplinas austeras y severas. Necesita hablar con la gente en términos que ellos entiendan. Pueden entender la fotografía de manera preeminente.
Esta función de la fotografía me parece extraordinariamente urgente y apasionante. La materia científica puede ser la más emocionante de la actualidad. Mi esperanza de entrar en este nuevo campo viene lógicamente de mi propia evolución como fotógrafa.
Después de haber explorado las posibilidades de la fotografía de retrato en París durante algunos años, me di a la tarea de documentar la ciudad de Nueva York. Ahora, después de diez años de trabajo en esta interpretación, encuentro esta fase de mi carrera completada con la publicación de mi libro “Changing New York”.
El problema de documentar la ciencia, de presentar su temática realista con la misma integridad con la que se retrata la morfología cultural de nuestra civilización y, sin embargo, de dotar a este material de una poesía tan extraña y desconocida para el público con la poesía de sus vastas implicaciones, se deriva lógicamente de mi experiencia anterior.
Ahora estoy buscando canales a través de los cuales esta nueva tarea creativa se pueda abordar.
Berenice Abbott
Nueva York, 24 de abril de 1939
Interference of waves, 1958-61