En la entrada anterior ofrecí una reseña biográfica de Nadar, llegando hasta casi el final de su involucramiento con la fotografía. Sin embargo, vale la pena continuar conociendo su vida no solo por lo interesante que fue, sino también porque sus actividades pioneras en la fotografía no habían terminado.
EL ÚLTIMO CAPÍTULO
Todavía en 1863, y volcado de lleno hacia el problema de la navegación aérea, irónicamente Nadar construye un globo aerostático gigante llamado, evidentemente, “Le Géant”. La góndola era de dos pisos, con cocina, baño, literas, un cuarto oscuro y hasta una cava. Su idea era cobrar un franco para presenciar el despegue y vuelo. En sus optimistas estimaciones, esperaba un público de 400,000. Menos de la mitad de personas se acercaron para presenciar el evento, y aunque financieramente no fue lo que se esperaba, no deja de ser un número impresionante.
Lejos de las multitudes, el vuelo llega a su fin abruptamente casi 4 horas después en el pueblo de Meaux a 25 kilómetros al Este de París. Nadar esperaba llegar hasta Rusia, así que pueden imaginar su desilusión. Pero a estas alturas ya conocemos a Nadar, y lejos de desanimarle, esto lo motiva a hacer un segundo intento (tan solo dos semanas después).
En este segundo intento, una de las pasajeras era su esposa Ernestine, quien tenía un mal presentimiento acerca del viaje y quien pensaba que su presencia protegería a su esposo. El público que llegó a presenciar el vuelo era numeroso, y en él se encontraba Napoleón III, quien tuvo una breve conversación con Nadar. Además, para mostrar al público lo grande que era el globo en realidad, hizo que uno de tamaño normal se posara a la par.
El vuelo no tuvo problemas sino hasta la mañana siguiente, cuando el calor dilató el gas que se encontraba dentro del globo, enviándolos hacia un ascenso peligroso. Para contrarrestarlo, el piloto desechó gas demasiado rápido, enviándolos ahora en un descenso demasiado veloz. Para empeorar la situación, se encontraban atrapados en una fuerte corriente de aire horizontal, así que el descenso era muy rápido tanto vertical como horizontalmente. No está de más decir que el aterrizaje fue dramático y violento. Prácticamente todos los pasajeros fueron expulsados de la góndola a medida que ésta chocaba contra la tierra y rebotaba para luego caer violentamente de regreso a altas velocidades.
Milagrosamente no hubo muertos, y la mayoría de los 9 pasajeros sobrevivieron con heridas relativamente leves para lo que acababan de vivir. En total, el vuelo duró unas 16 horas y el recorrido abarcó unos 400 kms., hasta llegar cerca de Hanover en Alemania.
“Le Géant” sería reparado y volaría de nuevo en Bruselas, Ámsterdam, Lyon y París (fue exhibido en Londres poco tiempo después del accidente). Finalmente Nadar tuvo que venderlo debido a las deudas masivas en las que incurrió durante esta etapa de su vida.
EL CORREO AÉREO
Durante la guerra franco-prusiana 1870-1871, Nadar ofreció sus servicios al imperio en la forma de reconocimiento aéreo con la ayuda de globos atados. La sugerencia fue bienvenida, y se firmó un documento formalizando el trato. Luego de la caída del imperio, las fuerzas enemigas iniciaron el sitio de París, aislando a la ciudad del resto del mundo. Nadar de nuevo ofreció sus servicios a la nueva república, y estableció su base de operaciones en Montmartre. Todos los días, Nadar y otros voluntarios subían con el globo (atado), hacían un reconocimiento para ubicar a las tropas enemigas y compartían la información con las autoridades militares. Con la ciudad rodeada y sin la capacidad de comunicarse con el mundo exterior, Nadar se dio cuenta de que esta labor de reconocimiento ya no era prioridad. Enseguida sugiere que los globos viajen libremente con correo afuera de la ciudad. La idea es aceptada, y es así como Nadar establece el primer sistema de correo aéreo en el mundo.
No obstante este logro, pronto surge la siguiente parte del problema: ¿cómo se puede traer correo hacia el interior de la ciudad? Según Nadar, un personaje anónimo se presenta ante él para ofrecer una solución: palomas mensajeras, fotografía y microfilm. Obviamente la tecnología ya existía, y Nadar encuentra a René Dagron, el beneficiario de la primera patente del microfilm para solicitar su ayuda. Dagron acepta, y pronto viaja en globo con su equipo con destino a Tours. Debido al componente fotográfico de la misión, Nadar es animado a viajar con él, pero declina para continuar su servicio en la ciudad.
A pesar del éxito de este sistema de correo, el esfuerzo no es suficiente para evitar el bombardeo y la eventual captura de la ciudad, con la cual termina la guerra.
DE REGRESO A LA FOTOGRAFÍA
Después de la guerra, Nadar abre otro estudio fotográfico+, más pequeño que el que tenía antes del conflicto. Esta vez, su hijo Paul ya estaba en edad para aprender el oficio, y es quien eventualmente se vuelve director artístico del estudio.
+Su viejo estudio, aún a su cargo, fue utilizado para albergar la primera exhibición de arte impresionista de la historia. A pesar de la deuda que pesaba sobre él asociada a este espacio, Nadar no cobró un centavo para facilitar su uso. [2] Más allá de esto, no se involucró en la organización del evento.
En 1886, Paul le sugiere a su padre realizar una entrevista al científico Eugène Chevreul en conmemoración de sus 100 años de vida. La entrevista se lleva a cabo durante tres días, y Paul toma 58 fotografías. Es así como Nadar, con la ayuda y colaboración de su hijo, publica la primera entrevista fotográfica de la historia.
A partir de esta publicación, el interés de Nadar por la fotografía llega a un nivel más bajo, y seguidamente se dedica más a la escritura.
En 1894, surge otro conflicto relacionado con el nombre “Nadar”. En una carta, Paul inexplicablemente exige a su padre que le transfiera los derechos de su nombre. Esto obviamente enfurece a Nadar, quien se refiere a Paul como “…nuestro más acérrimo enemigo, el más venenoso, nuestro verdugo.”
Convencido de que a partir de este conflicto ya no contaría con su apoyo, Nadar se muda en 1895 a Marsella, donde abre otro estudio fotográfico, el cual vende en 1899. En 1904 regresa a París, donde finalmente muere en 1910, pocos meses después de la muerte de Ernestine.
Salvo una excepción, la información de esta entrada fue tomada de [1].
Fuentes
[1] Begley, A. (2017). The great Nadar. The man behind the camera. Nueva York, NY: Tim Duggan Books
[2] Rewald, J. (1946). The history of Impressionism. Nueva York, NY: The Museum of Modern Art