Albert Renger-Patzsch (1897-1966) fue un fotógrafo alemán que, junto a sus compatriotas August Sander y Karl Blossfeldt, representó lo mejor de la Neue Sachlichkeit (nueva objetividad). De hecho, se le considera el mayor exponente de este movimiento. En esta entrada exploraremos su vida, su trabajo y sus contribuciones a la fotografía.
BREVE BIOGRAFÍA
Renger-Patzsch comenzó a interesarse en la fotografía desde muy joven, influenciado por su padre, quien era un entusiasta aficionado a este arte e incluso llegó a publicar libros sobre el tema. [1] Comenta que, a la edad de 14 años, ya había aprendido la técnica de la impresión combinada en goma bicromatada, y ya había tomado fotografías en todos los formatos de las cámaras de su padre sin que éste lo supiera. Después de servir en la Primera Guerra Mundial, se matriculó en la universidad para estudiar química, pero pronto abandonó sus estudios ya que se dio cuenta de que sus “ideas románticas” no eran compatibles con una carrera de químico. [2]
Entre 1920 y 1924, trabajó como director del archivo fotográfico de la editorial “Folkwang und Auriga” del fotógrafo Ernst Furhmann. Allí proporcionó algunas de las fotografías que ilustraron los libros “Kulturen der Erde”, “Orchideen”, “Crassula” y “Die Welt der Pflanze”. No obstante, su nombre no aparece en los créditos fotográficos. [1]
Después de la experiencia adquirida ilustrando libros de terceros, en 1925 lanza su primera publicación: “Das Chorgestühl von Kappenberg”. Seguidamente inició una etapa en la cual trabajó para una agencia de fotografía en Berlín y para un mayorista de medicamentos en Kronstadt (hoy Brașov, en Rumania). Seguidamente se dirigió a Bad Harzburg, donde estableció un estudio y comenzó a exhibir sus fotografías. [1]
Los inicios en esta nueva ciudad no fueron fáciles. Renger-Patzsch recuerda que “…como no tenía encargos, tomaba una que otra fotografía de paisaje y de retratos… y me ganaba la vida realizando trabajos varios. Organicé una exposición de artes y manualidades, mecanografié tesis doctorales y salía a buscar hongos.” [1]
A pesar de estas dificultades, en 1925 logra realizar su primera exposición en su estudio y una segunda en la editorial de Furhmann, algo que inició una reacción en cadena que lanzó su carrera como fotógrafo. Sus fotografías llamaron la atención de Hanns Krenz, quien muestra su trabajo a un museo en Hannover. Krenz también muestra el trabajo a Carl Georg Heise, director de un museo en Lubeca. Heise, por su parte, convence al editor Kurt Wolff de publicar la obra maestra de Renger-Patzsch: “Die welt ist schön” (1928). [2]
A pesar de la importancia del libro en su carrera, siempre resintió el título. Fiel a su filosofía de mostrar las cosas tal cual son, expresó que “Quería que este libro se entendiera menos en un sentido filosófico (como a menudo se infería erróneamente del título) y más en uno didáctico, como un libro ABC que mostrara que se podían alcanzar soluciones pictóricas mediante medios puramente fotográficos.” En otra ocasión menciona que “… [era] nada más que un libro de muestras de objetos. Se suponía que debía llamarse ‘Cosas’.” [1]
Tras el éxito del libro, Heise propuso una secuela, titulada “Die andere Seite”. Sin embargo, la editorial de Wolff fracasó a principios de 1930 y el proyecto jamás fue retomado.
En 1928 se instala en la ciudad de Essen, donde abre otro estudio. Acá recibe encargos de la industria, arquitectos y editores. Años más tarde, es contratado en la Folkwangschule para impartir cursos de fotografía. No obstante, esta etapa profesional solo duraría unos meses luego de que los Nazis llegaran al poder y se apropiaran de las escuelas de arte. [2]
En 1944, su archivo fotográfico es destruido por los bombardeos de las fuerzas aliadas. Ese mismo año vuelve a mudarse hacia otra ciudad, esta vez Wamel, donde viviría hasta su muerte.
Hacia el final de su vida, perdió el interés por la fotografía, pero no por el objeto. Publicó los libros “Bäume” y “Gestein”, en los cuales sus fotografías aparecen con textos científicos brindando información de las características de los objetos, tal y como lo hizo en sus otros trabajos. [3]
Y aunque hoy reconocemos el valor artístico de su obra, nunca se consideró a sí mismo como un artista. En una ocasión dijo: “Dejemos, por lo tanto, el arte a los artistas y tratemos de utilizar el medio de la fotografía para crear fotografías que puedan perdurar por sus cualidades fotográficas, sin tomar prestado del arte.” [1]
A lo largo de su vida, Renger-Patzsch dejó su huella en el mundo de la fotografía, destacándose por su enfoque meticuloso y su compromiso con la representación objetiva de la realidad. Su obra no solo capturó la esencia de los objetos, sino que también desafió las convenciones artísticas de su tiempo.
Fuentes
[1] Renger-Patzsch, A. (2023). The absolute realist: Collected writings of Albert Renger-Patzsch, 1923-1967 (D. H. Magilow, Trans.). Getty Research Institute.
Renger-Patzsch, A., y Kuspit, D. (1993). Albert Renger-Patzsch: Joy Before the Object. Nueva York, NY: Aperture
Warren, L. (2006). Encyclopedia of twentieth-century photography. Nueva York, NY: Routledge