Julia Margaret Cameron (1815-1879) fue una fotógrafa inglesa (nacida en Calcuta) que, habiendo comenzado una relativamente corta carrera a la edad de 48 años, se convirtió en una de las fotógrafas más importantes de la historia. Su estilo, mayormente despreciado en su época por las supuestas imperfecciones que dejaba en sus fotografías (manchas, huellas, desenfoques), tomó una nueva dimensión muchos años después de su muerte, cuando este tipo de fotografía llegó a prevalecer. En esta primera de dos entradas breves, conoceremos un poco acerca de su vida, mientras que en la segunda hablaremos directamente del vínculo que tiene con el tema de la entrada anterior.
BREVES DATOS BIOGRÁFICOS
Cameron nació en Calcuta, hija de un oficial de la “British East India Company” y con ciertos vínculos con la realeza de Francia a través de su abuelo materno, quien fue asistente de María Antonieta y miembro de la “Garde du Corps” del rey Luis XVI. De hecho, fue educada en Francia. [1] Antes de volverse fotógrafa, Cameron llevó una vida privilegiada, pero “normal” a la vez. Ya comentaré cómo se inició formalmente en la fotografía, pero su encuentro con Sir John Herschel en 1836 en Sudáfrica (es acá donde también conocería a su futuro esposo) fue uno de los hechos que terminó por influir en su decisión por iniciarse en el arte. [2]
CAMERON EN SUS PROPIAS PALABRAS
La llegada de la fotografía a la vida de Cameron a finales de 1863 fue impulsada por dos fuerzas diferentes. Por un lado, la preocupación de su hija por la solitud en la que su madre vivía y por otro, las dificultades económicas que atravesaba la familia en ese momento. En una carta a Sir John Herschel, comenta que “Cuando comencé a fotografiar, pensé que con ello podría ayudar en la educación de uno de mis Chicos.” Impresionada por los ingresos que su vecino Alfred Tennyson tenía a través de su poesía, Cameron también admitió que buscaba “fama y fortuna” con su fotografía. [1] Desde el punto de vista artístico, también tenía aspiraciones grandes. En otra carta a Sir John Herschel, Cameron comenta que “Mis aspiraciones son ennoblecer la Fotografía y asegurarle el carácter y los usos como parte de las Bellas Artes combinando lo real y lo Ideal sin sacrificar nada de la verdad mediante toda la devoción posible a la poesía y la belleza.” [2]
En un manuscrito incompleto que estaba destinado a ser publicado como su autobiografía, Cameron hace un repaso de su relativamente breve carrera como fotógrafa (14-15 años). Entre 1859-60, Cameron se muda por sí sola a Freshwater, Isla de Wight. Una vez ahí, su hija le regala para Navidad de 1863 una cámara fotográfica con la nota “Puede que te divierta, madre, fotografiar durante tu soledad en Freshwater”. Enseguida, Cameron se volcó de lleno al arte, convirtiendo al lugar donde guardaba el carbón en cuarto oscuro y al espacio donde vivían sus gallinas en una especie de estudio. Con la ayuda de uno de sus hijos tomó la primera fotografía de la cual se sintió orgullosa. En ella, se encontraba fotografiando a dos niños, pero a media fotografía (recordemos que, en esa época, los tiempos de exposición eran de segundos a minutos), a uno de ellos le dio un ataque de risa, arruinando la fotografía. Con simpatía, y explicando del gasto innecesario de químicos y esfuerzo que una fotografía fallida implica, imploró a la niña para que no se moviera. El resultado es la fotografía considerada como “mi primer éxito”. Se emocionó tanto que ese mismo día la imprimió en tamaño 11” x 9” y la regaló al padre de la niña. [3]
Comenta que ya en 1965 estaba exhibiendo fotografías en Escocia. También menciona que la “Photographic Society of London” fue muy dura en su crítica hacia sus fotografías, pero que en cierto modo la valoró. Habla también de los premios que recibió en Alemania y también en Inglaterra. También se expresa con entusiasmo acerca del apoyo que recibió de su esposo y sus amigos, y de las cartas que recibió de personas admirando su trabajo y solicitando sus servicios fotográficos. [3]
Una de las personas que más influencia tuvo en su carrera fotográfica fue Sir John Herschel a través de dos hechos puntuales. El más significativo pudo haber sido una correspondencia que recibió después de que Herschel viera una muestra de sus fotografías. En ella, elogió varias de las imágenes (aunque también llamó a una de sus fotografías “horrible”), pero Cameron sintió que sus palabras positivas la volvían digna de tomarle un retrato, el cual realizó tres años después. [3] El segundo hecho fue que, con la fotografía en sus inicios, Cameron recuerda “… con gratitud que la primera información que tuve sobre la Fotografía en su Infancia como Talbotipo y Daguerrotipo fue una carta que recibí de usted en Calcuta.” [2]
Curiosamente, tanto Herschel como Darwin están sepultados en Westminster Abbey, precisamente uno al lado del otro.
En la siguiente entrada haré la conexión entre Cameron y el tema de la entrada anterior.
Fuentes
[1] Kelsey, R. (2015). Photography and the art of chance. Londres, Inglaterra: Belknap Press
[2] Cox, J. y Ford, C. (2003). Julia Margaret Cameron. The Complete Photographs. Los Ángeles, CA: Getty Publications
[3] Newhall, B. (Ed.). (1980). Photography: Essays & Images. Illustrated Readings in the History of Photography. Nueva York, NY: The Museum of Modern Art