Esta maldita [fotografía] prácticamente tiene vida propia – Arnold Newman
Arnold Newman (1918-2006) fue un fotógrafo estadounidense cuyo perdurable legado está ligado al género de retrato. De manera similar a lo que logró Yousuf Karsh, por su lente pasaron muchos de los personajes más importantes del arte, política y ciencia del siglo XX, como Picasso y Salvador Dalí, John F. Kennedy y Yasser Arafat, y Francis Crick y Robert Oppenheimer (a quien también incluyo debido a la inmensa popularidad de la película autobiográfica que se lanzó este 2023). Una lista exhaustiva de retratados sería, en sí misma, una entrada completa.
LA FOTOGRAFÍA
El retrato surgió gracias a un encargo de la revista Harper’s Bazaar, en ese entonces liderada por Alexey Brodovitch. Inicialmente, su encuentro con Stravinsky se dio en una habitación de hotel (Stravinsky, quien ya vivía en Estados Unidos en California, se encontraba de visita en Nueva York). Sabiendo que no podía tomar un retrato en esas condiciones, logró encontrar un lugar con un piano, en este caso el apartamento de una de las editoras de la revista. El único cambio que realizó en la escena fue la remoción de un cuadro que estaba colgado en la pared. [2] [3] En total tomó 26 placas 4” x 5” [4] y algunas Polaroid [3]. Como vemos en las hojas de contacto, la versión final de la imagen es un corte que altera la composición y relación de aspecto originales.La idea de incluir el piano, aunque aparentemente espontánea, fue producto de experiencias recientes. En primer lugar, tan solo días antes había estado observando las formas de un piano durante un concierto, las cuales eran “duras, pero hermosas”. En segundo lugar, en la misma época había tomado abstracciones de pianos en la fábrica de Steinway (la famosa marca de pianos), observando similitudes conceptuales con el propio trabajo de Stravinsky. [5] Así que, al fotografiarlo, su mente ya estaba preparada para incluir las imágenes y abstracciones de pianos que había formado en su mente durante estas experiencias. [4]
Newman indicó que el piano realmente no debe verse como un piano, sino como un símbolo, ya que Stravinsky no componía con el piano sino con su mente. Su forma parecía una nota musical (un si bemol según Newman), “poderosa, linear, dura, pero también lírica y hermosa.” [2] [6]
Como mencioné al inicio de esta sección, la fotografía fue un encargo de Harper’s Bazaar. Sorprendentemente, la imagen fue rechazada por Brodovitch y jamás se publicó en la revista. Con respecto a esto, Newman recuerda que Brodovitch tenía el hábito de realizar cortes y manipulaciones a las fotografías (de otros fotógrafos) antes de publicarlas, así que, en cierto modo, el rechazo jugó a favor de Newman. De hecho, comenta que invitaron a Brodovitch a editar uno de sus libros, y precisamente realizó muchos cortes a las fotografías, algo que no gustó a Newman. Sin embargo, Brodovitch no pudo continuar con el proyecto por motivos de salud y Newman se salvó del bochorno de tener que expresarle su descontento. [3]
Al ser una imagen tan famosa, Newman tuvo muchas oportunidades de hablar de ella. Es interesante que en algunas de sus respuestas podemos conocer la filosofía que lo motivaba a trabajar en la forma que lo hacía. En una ocasión dijo que “El retrato tiene que ser particular de ese individuo, ya sea como realidad o como simbolismo. El retrato de Stravinsky, por ejemplo, era totalmente simbólico. No es real en absoluto, pero le es propio. Intento que las personas se conviertan en lo que son cuando las fotografío.” Agrega: “Podemos creer en la realidad de la fantasía, pero crear fantasía y pedirnos que la aceptemos como incondicionalmente real porque salió de una cámara es inaceptable. No les pido que crean que mi retrato de Stravinsky es real en el sentido de una fotografía de puro registro. Es un retrato simbólico, no real, y les pido que lo acepten a ese nivel.” Y continúa: “A algunos les interesa sobre todo expresar ideas dentro de un medio. A otros les interesa más el tema. A mí me interesa la combinación de ambos. Me han preguntado si mi fotografía de ‘Stravinsky’ habría sido significativa o poderosa si el hombre de la fotografía hubiera sido realmente el tendero de la esquina en lugar de un genio de la música. Si ese fuese el caso, la fotografía habría sido simplemente un buen diseño en lugar de un buen retrato. El hecho de que se trate de Stravinsky hace esa fotografía.” [5]
En cuanto al propio Stravinsky, Newman comenta que amaba este retrato. Años después, se pidió a Newman que lo fotografiara de nuevo. Debido a la popularidad de la imagen, inicialmente se negó (de ahí la cita al inicio de la entrada). Puesta ya en contexto, en ella Newman simplemente estaba expresando que, después de haber hecho un retrato tan notable y prácticamente perfecto, era difícil regresar a hacer algo igual o mejor. Finalmente accedió, y al llegar a la sesión, recuerda que “…vi al Maestro entrando con dos bastones. Se acercó en silencio y, cuando me alcanzó, los bajó muy despacio y me abrazó, acariciándome las mejillas. Con una gran sonrisa me dijo: ‘Sr. Newman, usted me ha hecho famoso´. Me emocioné tanto que casi lloro.” [5]
Fuentes
[1] Grundberg, A. (2006, junio 7). Arnold Newman, Portrait Photographer Who Captured the Essence of His Subjects, Dies at 88. The New York Times. Recuperado de: https://www.nytimes.com/2006/06/07/arts/07newman.html
[2] Silverman, R. (2018, noviembre 26). Examining Arnold Newman’s Environmental Portraits. The New York Times. Recuperado de: https://www.nytimes.com/2018/11/26/lens/examining-arnold-newmans-environmental-portraits.html
[3] Farber, R. (s. f.). Entrevista con Arnold Newman. Recuperado de: http://www.photoworkshop.com/photoworkshop/html/registered/workshop/arnold_newman/interview_newman.html
[4] Flukinger, R. (2013). Arnold Newman: At Work. Austin, Texas: University of Texas Press
[5] Danziger, J., y Conrad, B. (1977). Interviews with master photographers: Minor White, Imogen Cunningham, Cornell Capa, Elliott Erwitt, Yousuf Karsh, Arnold Newman, Lord Snowdon, Brett Weston. Londres, Inglaterra: Paddington Press Ltd.
[6] Brookman, P. (2006). Arnold Newman. Colonia, Alemania: Taschen