Dalí atomicus (1948)

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Philippe Halsman, nacido en Letonia en 1906, comparte varias cosas con Alfred Eisenstaedt (el protagonista de la entrada anterior): ambos eran judíos que tuvieron que escapar del nazismo en Europa antes y durante la Segunda Guerra Mundial, ambos emigraron a Estados Unidos (Nueva York) obteniendo la ciudadanía y los dos consiguieron trabajar para la revista LIFE (101 fotografías de Halsman fueron publicadas 101 veces en la portada de la revista, todo un récord [1]).  Sin embargo, el camino de Europa a Estados Unidos fue un poco más laborioso para Halsman.

Autorretrato (1950)

TRAGEDIA

En 1928, Halsman y su padre caminaban por un sendero en los Alpes austriacos cuando este último cayó por un precipicio. Para cuando Halsman logró encontrar ayuda, su padre ya había fallecido. Luego del desastre, el propio Halsman fue acusado de parricidio y enfrentó dos juicios. Estos estuvieron marcados por un intenso antisemitismo. Un cartel alusivo a uno de los juicios, publicado por el partido Nazi, decía: “El juicio de Halsmann muestra la influencia monstruosa y el tribalismo de los judíos… Antisemitas, vengan a ayudarnos en nuestra lucha contra nuestros opresores judíos. Los judíos están prohibidos.” La fiscalía argumentó que el motivo del crimen fue un complejo de Edipo. La defensa contactó a Sigmund Freud, quien advirtió a los fiscales que no sacaran de contexto a dicho concepto para utilizarlo en una acusación criminal. Halsman finalmente sentenciado a 4 años de prisión, de los cuales cumplió dos después de que una campaña a su favor lograra que el presidente de Austria lo indultara [2].

DESPUÉS DE PRISIÓN

Después de su liberación viajó a París, donde se encontraban su hermana y su madre, y donde conocería a su esposa. Al estallar la Segunda Guerra Mundial, su esposa embarazada y su primera hija viajaron a los Estados Unidos mientras que él viajó al Sur de Francia. Una vez ahí, contactó al cónsul de la Embajada Americana, quien le explicó que no podía extenderle una visa debido a que el cupo para ciudadanos letones ya se había agotado [3]. La otra razón por la cual no podía viajar era que, a pesar del indulto, todavía tenía registros criminales. Finalmente logró viajar a Estados Unidos gracias a la intervención de un tal Albert Einstein [2].

LA COLABORACIÓN

Fue en Nueva York en 1941 donde Halsman conoció a Salvador Dalí. A partir de ese primer encuentro, colaboraron en proyectos artísticos durante 37 años [3]. Uno de sus proyectos más famosos y ambiciosos es la fotografía que ilustra esta entrada. Al ver la pintura “Leda Atómica”, Halsman se preguntó por qué todo estaba flotando, y a partir de esa indagación comienza el proyecto.
Leda atómica (1949)
Dalí le indicó que era un hombre de la era atómica y por lo tanto debía ser un pintor de la era atómica. Lo que la pintura representa es el estado de suspensión en el cual se encuentran las partículas atómicas y subatómicas. El concepto era, entonces, tomar una fotografía en la cual todo estuviera en un estado de suspensión. Dalí, siendo Dalí, sugirió meter explosivos en un pato para hacerlo explotar [4]. Halsman le dijo que eso no era posible y la idea evolucionó hacia algo menos absurdo, pero no por mucho. En vez de hacer explotar patos, la fotografía tendría gatos voladores y a Dalí, una silla y sus pinturas flotando en el aire.
Tomas eliminadas

LA LOGÍSTICA

Para tomar la fotografía, el caballete vacío y la pintura estaban colgadas con cables. El pequeño pedestal de madera debajo de la pintura estaba elevado por otra pieza de madera. La silla era detenida por la esposa de Halsman, Yvonne, otros asistentes arrojaban el agua y los gatos, y la hija mayor de Halsman, Irene (de tan solo 9 años), era la encargada de secar a los gatos después de cada toma. Luego de tomar cada fotografía, Halsman subía a su cuarto oscuro para revelarla y hacer los ajustes necesarios para la siguiente [4]. En total se registran entre 26 [4] y 28 [5] intentos. Después de tener la fotografía final, se retocó para eliminar los cables y la pieza de madera, se recortó para eliminar las manos que detienen la silla y Dalí dibujó unos espirales donde se ve el marco vacío.

Como retratista, Halsman comenzaría, años después, a pedir a sus sujetos que saltasen para sus fotografías. Según él, todos llevamos una máscara y ésta suele caerse al momento del salto y puede ser una manera de observar y hasta analizar la verdadera personalidad de una persona [6].

 

Con respecto a sus numerosas colaboraciones con Dalí, dijo: “Tratar de crear una imagen que no existe, salvo en la imaginación, es a menudo un juego apasionante. Disfruto especialmente de este juego cuando lo hago con Salvador Dalí. Éramos como dos cómplices. Cuando tenía una idea insólita, le pedía que fuera el protagonista de mi fotografía. [7]

Fuentes

 

[1] Magnum Photos. (s. f.). Philippe Halsman • Photographer Profiles • Magnum Photos. Recuperado de: https://www.magnumphotos.com/photographer/philippe-halsman/

[2] Emanuel, N. (2008). Philippe Halsman, A Personal Story. In Touch. The Newsletter of the American Friends of the Jewish Museum Hohenems, Inc. 9(1):8-13

[3] Halsman, P. (2015). Autobiography. Recuperado de: http://philippehalsman.com/halsman/autobiography/

[4] TIME. (2016, septiembre 29). Dali Atomicus: Phillipe Halsman & Salvador Dali’s Photography | 100 Photos | TIME. [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=pbi94KWIDwQ

[5] MoMA. (s. f.). Philippe Halsman. Dalí Atomicus. 1948. Recuperado de: https://www.moma.org/learn/moma_learning/philippe-halsman-dali-atomicus-1948/

[6] tvclassics. (2010, octubre 31). Philippe Halsman talks with Leonard Nimoy (1973). [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=ITMrpgSZV8o

[7] Wade, N. (2016). Art and Illusionists. Cham: Springer

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