Billie Holiday, NYC (1949)

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Herman Leonard (1923-2010) fue un fotógrafo estadounidense cuyo trabajo apareció en numerosas revistas importantes como Cosmopolitan, Elle, Esquire, LIFE, Look y Time entre otras. Sin embargo, su aporte a la fotografía (y a la música) lo realizó documentando la escena del jazz (principalmente bebop) en las décadas de los 40 y 50. Y aunque Billie Holiday no pertenecía precisamente al movimiento bebop, uno de sus retratos se ha vuelto uno de los más icónicos que Leonard registró.

Autorretrato en 2004

BREVE BIOGRAFÍA

Leonard nació en Pensilvania, hijo de inmigrantes romanos. Uno de sus primeros contactos con la fotografía se dio a través de su hermano, quien le regaló una cámara. Poco tiempo después, se volvería el fotógrafo de su secundaria. Estas experiencias le permitieron, a una temprana edad, dominar los aspectos técnicos de la fotografía. [1]

 

Al graduarse de la secundaria decide estudiar fotografía en la universidad. Esta experiencia se vería interrumpida cuando es reclutado por el ejército durante la Segunda Guerra Mundial. Inicialmente quiso participar como fotógrafo militar, pero terminó siendo ingresado como anestesiólogo. ¿La razón? “Me rechazaron [como fotógrafo] porque no conocía la fórmula química de un revelador que usábamos directamente del envase.” [1] Ironías de la vida.

 

No obstante, durante la guerra (sirvió en Burma principalmente) tuvo la oportunidad de tomar sus propias fotografías personales, revelándolas en su casco durante noches sin luna (algo por lo cual Tony Vaccaro es conocido). Sus fotografías no mostraban los horrores de la guerra, sino a la gente que lo rodeaba o a quienes encontraba. [1]

 

De regreso en Estados Unidos, termina sus estudios universitarios y se dirige a Otawa para conocer a un tal Yousuf Karsh. Leonard deja tan buena impresión en él que se vuelve su aprendiz durante un año. De esta época, Leonard recuerda una anécdota interesante que influenció su proceso creativo. Karsh iba a fotografiar a Albert Einstein y Leonard estaría asistiéndole. Leonard obviamente sabía quién era él, pero también sabía de su pasión por el violín. Ante esto, Leonard le pregunta qué tenían en común la física y el violín (o la música) y Einstein básicamente le responde “La improvisación”. [1]

 

Después de terminar su aprendizaje con Karsh, Leonard viaja a Nueva York, donde abre un estudio. Siendo un amante del jazz, pero sin los medios económicos para visitar los clubes regularmente como espectador, Leonard utiliza sus fotografías como moneda para lograr su ingreso y acceso a los músicos, con quienes también forjó lazos de amistad. “Sólo quería estar cerca de la música y no tenía ni idea de que [mis fotografías] se convertirían en parte de su historia.” [1]

Duke Ellington, Paris (1958)

El trabajo de esta época, realizado entre las décadas de los 40 y 50, es el que le da su espacio en los anales de la fotografía por algunas razones que explicaré brevemente:

1) La calidad de su trabajo. Su estilo es inconfundible, y su uso de la iluminación es magistral. Sus imágenes se convirtieron en el estándar bajo el cual este tipo de fotografía sería juzgado.

2) La talla de artistas que retrató, en algunos casos mucho antes de que se volvieran los gigantes de la música que son hoy. Leonard fotografió a Louis Armstrong, Miles Davis, Duke Ellington, Ella Fitzgerald, Stan Getz, Dizzy Gillespie y Charlie Parker por mencionar solo a algunos. Y todo por amor al arte: “[Fotografiaba]… estrictamente para mí. Solo quería hacer un registro visual de lo que estaba escuchando con mis oídos. Y es por eso que muchas de mis imágenes son diferentes… porque no tenía ningún interés comercial en hacer dinero con estas cosas. Sabía que nadie las compraría.” [2]

3) Un tema muy recurrente en muchas de las fotografías de fotógrafos estadounidenses que he presentado en este blog (tristemente esta entrada no será la excepción como veremos más adelante) es el racismo y las tensiones raciales entre blancos y afroamericanos. En esa época no había muchos fotógrafos documentando la habilidad artística de afroamericanos, pero Leonard lo estaba realizando sin complejos, nociones preconcebidas o prejuicios. En sus fotografías vemos a músicos profesionales en pleno ascenso, mostrándose y siendo mostrados con seriedad y dignidad. “Si voy a fotografiar a alguien… quiero registrar lo más fielmente posible la personalidad de ese individuo, su calidad, su esencia.” [2]

LA FOTOGRAFÍA

Billie Holiday es, sin lugar a dudas, una de las cantantes más talentosas en la historia de la música. Su vida, muy corta y cruelmente trágica, estuvo plagada de polémicas. La (mayormente simpática) historia detrás de la imagen destacada se origina justo después de uno de sus muchos momentos bajos.

 

Para 1949 Holiday era conocida no solo como un gran talento, sino también por sus problemas con las drogas. Estos se comenzaron a conocer durante el rodaje de la película “New Orleans” (1946), y un año después sería arrestada en Nueva York por posesión de narcóticos. Después de cumplir una condena de varios meses, regresó a los escenarios con bastante éxito, llenando el Carnegie Hall y actuando en Broadway (aunque la obra solo duró tres semanas). En enero de 1949 sería arrestada de nuevo por la misma razón, aunque esta vez fue declarada inocente, ya que se argumentó que había sido incriminada (se dice que Harry Anlisnger, director de lo que hoy se conoce como la DEA, hostigó a Holiday durante años por motivos raciales).

 

Leonard había sido asignado por la revista Ebony* para retratar a Holiday después de su arresto en 1949. Curiosamente, Leonard jamás la había fotografiado y de hecho, nunca la había visto. Al llegar a su apartamento, es recibido por una mujer en delantal: “Lo primero que pensé fue ‘es la criada’. Luego dijo ‘Discúlpeme, pero tengo que dar de comer al perro.’ Tenía un bistec en el sartén, y estaba cocinando el bistec para el perro.” [3]

 

*El título del artículo sería “I’m Cured for Good” o “Me he curado para siempre”.

Billie y su perro Mister
Después de tomar algunas fotografías en su apartamento, Holiday invitó a Leonard a un pequeño club, donde había arreglado una pequeña sesión fotográfica en frente de un micrófono. [1] Y es así como nace esta icónica imagen.

MISCELÁNEO

Con respecto a su filosofía, Leonard dijo algo bastante interesante en una ocasión: “Quería captar el sentimiento de un músico concreto, [quería ver] si podía hacerse de forma gráfica en vez de sonora. Todo el mundo estaba allí con micrófonos y grabadoras; yo estaba con mi cámara. Quería captar la música, pero tenía que interpretarla en blanco y negro, con luz, con matices, blanco y negro, con luz, con tonos y sombras.” [2]
Dexter Gordon, Royal Roost, New York City (1948)

La imagen de Holiday, junto con la de Dexter Gordon, tiene una estética muy asociada con Leonard. Con respecto a esto dijo: “Ese humo formaba parte de la atmósfera y dramatizaba mucho las fotografías, quizá yo lo estilicé en exceso”. Y luego admite que su estilo fotográfico había desaparecido para siempre. “Ya nadie fuma”. [4]

 

Fuentes

[1] Houston, D. (Ed.). (2006). Jazz, giants, and journeys. Londres, Inglaterra: Scala


[2] Cawthra, B. (2011). Blue notes in black and white. Chicago, IL: University of Chicago Press


[3] Dobnik, V. (2009, junio 23). Herman Leonard chronicles intimate jazz moments. The San Diego Union-Tribune. Recuperado de: https://www.sandiegouniontribune.com/sdut-us-giants-jazz-062309-2009jun23-story.html


[4] Perrone, P. (2010, Agosto 23). Herman Leonard: Celebrated photographer whose work helped make jazz the epitome of cool. Independent. Recuperado de: https://www.independent.co.uk/news/obituaries/herman-leonard-celebrated-photographer-whose-work-helped-make-jazz-the-epitome-of-cool-2059270.html

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