Andreas Feininger (1906-1999) fue un fotógrafo estadounidense nacido en París que trabajó para LIFE durante 20 años. Gran parte de su trabajo fotográfico lo realizó documentando la ciudad de Nueva York y también captando temas de naturaleza. Raramente tomaba retratos, sin embargo, su fotografía más famosa es la que conoceremos en esta entrada.
BREVE BIOGRAFÍA
Aunque su nacionalidad era estadounidense, vivió gran parte de su vida en Europa. Su vocación artística fue fuertemente influenciada por su padre Lyonel Feininger, un pintor muy reconocido. Estudió ebanistería en la Bauhaus, también tomando un curso de fotografía en la misma escuela. Fue también vecino de László Moholy-Nagy [1], una de las figuras más grandes no solo en la Bauhaus, sino en la historia de la fotografía. A pesar de esto, Feininger ya poseía una opinión negativa de él a través de lo que escuchaba de sus propios estudiantes. Según Feininger, Moholy-Nagy se inclinaba demasiado por la técnica y no en cómo crear arte o desarrollar la creatividad. [2] Más adelante estudió arquitectura en Alemania, algo que le permitió trabajar con el gran Le Corbusier. Luego se muda a Suecia, donde deja la arquitectura e inicia su carrera profesional como fotógrafo precisamente de arquitectura. Es acá donde también comienza a publicar libros sobre fotografía. En 1939 viaja a Nueva York, trabajando para la agencia fotográfica Black Star y publicando algunas de sus fotografías en la revista LIFE. No obstante, no fue sino hasta 1943 que la revista lo contrató de manera exclusiva, un puesto que tuvo hasta 1962. Durante este tiempo completó más de 340 historias, gozando de mucha libertad para escogerlas. [1]LA FOTOGRAFÍA
Esta nace en 1951 a partir de un encargo de la revista, en el cual Feininger debía fotografiar al ganador del primer lugar de una competencia de jóvenes fotógrafos de la propia revista LIFE. Feininger, no teniendo experiencia tomando retratos, admite que no sabía qué hacer. Después de intentar diferentes tipos de iluminación, el joven retratado le sugiere a Feininger: “¿Por qué no usas un foco (spotlight)?”. Feininger aceptó la sugerencia y al iluminar al joven fotógrafo se dio cuenta del poder que podía tener la fotografía. El joven fotógrafo procedió a poner la cámara en su ojo, después de lo cual Feininger exclama: “¡Bingo! ¡Quédate ahí! ¡Quédate ahí!”. Es por estos detalles que Feininger considera que esta fotografía fue una colaboración. También lamenta que la imagen no haya ilustrado alguna portada. [2] Fue finalmente publicada en 1955 (mas no como portada) en una historia acerca de cómo los instrumentos que los hombres usan en sus trabajos se vuelven parte casi indivisible de ellos mismos, una idea que nace precisamente de la imagen del fotógrafo. [3] Juzgando por la hoja de contactos, la imagen fue tomada con una cámara 6×6 cms. La hoja también muestra que el negativo original posee un encuadre un poco más amplio.El fotógrafo retratado es nada más y nada menos que Dennis Stock, otro legendario fotógrafo de la Agencia Magnum y de quien hablaré en la próxima entrada. Fue precisamente en 1951 que fue aceptado como miembro asociado de dicha agencia. La cámara que sostiene en la fotografía es una Leica (probablemente una III o IIIC) con un lente 50 mm (o 5 cm) y un visor TEWE.
Fuentes