De todas las marcas de cámaras que existen y han existido, ninguna tiene tanta mística como Leica. Su historia está íntimamente ligada al arte y a la propia historia de la fotografía, en primer lugar porque fue la marca que popularizó el uso de película 35 mm y en segundo lugar porque algunos de los más grandes fotógrafos de la historia (Cartier-Bresson, Erwitt, Frank y Salgado entre otros) la han usado como herramienta principal para fotografiar. Debido a sus precios (pueden llegar a costar más de $8000, aun usadas), para muchos la marca representa esnobismo, elitismo y sobrevaloración entre otros calificativos no tan generosos. Sin embargo, hay una historia que podría cambiar esa percepción aunque sea un poco, y es la que contaré en esta entrada.
NACIMIENTO DE LEICA
La empresa nace en 1849, fundada por Carl Kellner. En sus inicios fabricaban telescopios y microscopios y es en 1864 que Ernst Leitz I se une a la compañía. Después de la muerte de Kellner, su viuda se casó con Friedrich Belthle, convirtiéndose así en uno de los propietarios de la empresa. En 1869, Belthle muere y es cuando Leitz toma control de la compañía y le cambia el nombre a Optical Institute E. Leitz. En 1889, Ernst Leitz II se une a la compañía de su padre, convirtiéndose eventualmente en socio. En 1911, Leitz II tiene la idea de solicitarle a un trabajador llamado Oskar Barnack que experimentara con el desarrollo de una cámara fotográfica compacta para poder reproducir fácilmente las imágenes de los microscopios. Barnack decide usar película de 35 mm como base y la cámara que inventa toma el nombre de Leica (Leitz camera) pero se comienza a producir masivamente en 1924, 4 años después de la muerte de Leitz I [1].UN BUEN JEFE
Leitz I, quien venía de una familia católica, tenía mucha conciencia social. Fue uno de los primeros en establecer jornadas de 8 horas (antes de que existieran leyes para ello), ofrecía pensiones, licencia por enfermedad y hasta seguro médico a sus trabajadores [2]. Esa generosidad iba a continuar con su hijo y su nieta, quienes iban a arriesgarlo todo para no abandonar sus principios.SE VIENEN MALOS TIEMPOS
Con la llegada de los nazis al poder ya se sabía que el antisemitismo comenzaría a escalar, comenzando con la promulgación de las Leyes de Nuremberg. Es a partir de acá donde Leitz II idea un sistema para proteger a sus empleados judíos [3].
EL “TREN DE LA LIBERTAD LEICA”
Para evitar su captura, Leitz II comenzó a enviar a sus trabajadores judíos al extranjero, argumentando que los enviaba a trabajar. La mayor actividad se dio entre 1938 y 1939, enviando cada semana a grupos de judíos a Nueva York. También enviaba a sus trabajadores a Inglaterra, Francia y hasta Hong Kong. Todas las personas a su cargo recibían una cámara Leica que podían vender si lo necesitaban y hasta una ayuda económica hasta que lograran encontrar un empleo. Y su compromiso no era únicamente con sus trabajadores, sino que con miembros de sus familias y hasta amigos de miembros de sus familias. La operación se dificultó a partir del inicio de la Guerra, pero aún así hacían el intento a través de la frontera Suiza. Esta es la operación que se conoce como el “tren de la libertad Leica” [3].
En otra muestra de humildad, la familia Leitz nunca tuvo la intención de dar a conocer esta faceta de su historia. No fue sino hasta el fallecimiento del último descendiente directo de Leitz que esta historia salió a la luz [3].
Fuentes
[1] History of Leica Microsystems Holdings GmbH. Recuperado de http://www.fundinguniverse.com/company-histories/leica-microsystems-holdings-gmbh-history/
[2] Bartrop, P. (2016). Resisting the Holocaust : upstanders, partisans, and survivors. Santa Barbara, California: ABC-CLIO
[3] Hernández, J. (2009). 100 historias secretas de la II Guerra Mundial. Madrid: Tempus