LENNON Y ROLLING STONE
Al hablar de la fotografía de esta entrada es casi imposible no hablar de la historia de la revista Rolling Stone y de su relación con John Lennon. Su primera portada mostró una imagen de Lennon tomada durante el rodaje de la película “How I Won the War” (1967; una imagen gratuita tomada por John Springer, una de las razones por las cuales su fundador, Jann Wenner, la escogió). [1]Un año después, la revista gana mucha notoriedad después de la controversia** causada por la publicación en portada de una fotografía de Yoko Ono y Lennon desnudos (tomada por el propio Lennon con una Nikon y un temporizador), la cual era parte de una serie de fotografías que ilustrarían la portada del álbum “Two Virgins”, una colaboración entre Ono y Lennon. [1] La oportunidad llegó cuando Capitol Records se rehusó a imprimir la fotografía en la portada del disco. [2] En este número también se publicó una entrevista a Lennon realizada por el periodista Jonathan Cott (quien anteriormente ya había publicado una reseña de la primera exposición artística de Lennon). [1]
**Con respecto a la controversia, Wenner escribiría en un editorial: “…imprime un prepucio famoso y el mundo llamará a tu puerta.”
Más tarde, Wenner lograría establecer una relación con Lennon que rápidamente arruinaría por amor al dinero, y que a la vez representa el inicio de la historia de cómo se gestó la fotografía destacada de esta entrada.
Después de ganarse la confianza y amistad de Lennon, un nervioso Wenner (así lo recuerda la propia Leibovitz) [3] logra que éste le otorgue una entrevista (un 8 de diciembre de 1970, fecha importante como veremos adelante), de la cual sacó bastante material. Tanto así que, de él, Wenner publicaría un libro (“Lennon Remembers”, igual que el título de la entrevista) sin el consentimiento de Lennon, algo que acabó con su amistad***. Después de este incidente, Wenner jamás volvió a ver a Lennon, aunque sí se reconciliaría con Ono. [1]
***Lennon escribiría: “Dado que tu compañía estaba fracasando (de nuevo), y como favor especial (“Two Virgins” fue el primero), te concedí una entrevista, que debía publicarse una sola vez, y cuyos derechos me pertenecían. Tú decidiste publicar un libro con mi trabajo sin mi consentimiento, es más, en contra de mi voluntad, ya que te había dicho muchas veces por teléfono y por escrito que no quería un libro, un álbum ni nada parecido.” [2]
Otro punto importante de la entrevista entre Lennon y Wenner es el trabajo de la propia Leibovitz, quien con apenas 21 años y sin experiencia, logra convencer a Wenner de que le dejara fotografiar a Lennon. Esto lo logró aceptando viajar a la entrevista en Nueva York sin lujos y alojándose en casa de amigos (reduciendo costos para Wenner y la revista). Otra concesión muy grande que Leibovitz hizo (y que terminó pagando bastantes dividendos) fue la de cederle los derechos y propiedad de los negativos a Wenner. Tanto Ono como Lennon estaban impresionados de que Wenner haya dejado que alguien sin experiencia los fotografiara, ya que estaban acostumbrados a colaborar con fotógrafos profesionales y con bastante trayectoria. [1] A pesar de la inexperiencia de Leibovitz, Ono y Lennon la trataron con respeto, siendo honestos, amables y cooperativos. [3]
A pesar del distanciamiento entre Wenner y Lennon, ambos se beneficiaron mutuamente sin tener que reconciliarse. Uno de estos momentos llegó en 1980 después de que Ono y Lennon grabaran el disco “Double Fantasy” con la nueva disquera de David Geffen, quien los convenció de dar una entrevista a Rolling Stone****. [2]
****A este momento Lennon ya había dado una entrevista a “Playboy”, diciendo: “La habríamos hecho para Rolling Stone, pero [Wenner] se cagó en mí con “Lennon Remembers” y sacó un libro después de que le pidiera que no lo hiciera, pero ya sabes… así que ‘Playboy’ la consiguió”. [2]
Para Lennon, la concesión de una entrevista a Rolling Stone (realizada por Cott de nuevo) representaba nada más una transacción para vender discos, no una reconciliación. Lennon fue claro: “Tenemos [con Yoko] un producto que vender, así como ustedes tienen [ejemplares de] Rolling Stone que vender…”. [2]
Repitiendo la fórmula de diez años atrás, Wenner asignó a Leibovitz para que ilustrara la entrevista de Cott. La sesión (de hecho, fueron dos) se llevó a cabo en el apartamento neoyorkino de Ono y Lennon. Leibovitz recuerda que, en la primera, Lennon la recibe con bastante calidez (“Parece como en los viejos tiempos”, le comenta). Inicialmente, Wenner quería solo a Lennon en la portada, pero este le comenta a Cott que “…estamos vendiendo nuestro propio producto. Si no nos quieren a los dos, entonces esto no nos interesa.” [2]
LA FOTOGRAFÍA
Luego de esta negativa de Lennon, Leibovitz regresa a realizar la sesión una segunda vez, un 8 de diciembre de 1980 (¿les suena familiar la fecha?). Ella recuerda que esta vez ya venía con una idea específica en mente. Ya sabía que en la portada del disco aparecían Ono y Lennon besándose, y tenía presente cómo las personas se acurrucan en cama, así que sabiendo que no eran tímidos para quitarse la ropa, quiso fotografiar este concepto con ambos desnudos. Ono estaba dispuesta a desnudarse el torso, pero no quiso quitarse los pantalones, así que Leibovitz dijo “Oh, entonces déjate toda la ropa”. Enseguida, Leibovitz tomó una Polaroid de prueba. Lennon la vio y dijo “Has capturado nuestra relación exactamente”. En esta versión de Leibovitz, ella comenta que Lennon la llevó a un lado y le comentó que sabía que la revista quería una fotografía solo de él, pero que para él era importante que Ono también apareciera. [3]
Este día se compuso de coincidencias intrascendentes por un lado y nefastas por otro. Por ejemplo, la última entrevista a Lennon para la revista la realizó el mismo reportero que realizó la primera (Cott), y la primera sesión fotográfica de Lennon exclusiva para la revista fue realizada esta vez con la misma fotógrafa, en la misma fecha que hacía diez años. Por otro lado, este fue el mismo día en el que coincidentemente un fanático demente asesinó a Lennon.
A pesar del asesinato, Rolling Stone seguía planeando utilizar la foto de Leibovitz. Al día siguiente, Ono llamó diciendo que quería ver la imagen antes de que se publicara. Cuando Leibovitz llegó a su apartamento para enseñársela, “Ono estaba tumbada en la cama, sola en la oscuridad. [L]levé [la fotografía] a su habitación. Me dijo: ‘Annie, haz lo que quieras con esta foto y cómprate un loft, un estudio fotográfico o algo así’. Y yo le dije: ‘Gracias, pero no, no voy a hacer eso’” Recuerda también que LIFE quería la fotografía, pero obviamente no la vendió. Más adelante los propios abogados de Ono intentaron parar la publicación, pero Ono dio la autorización para que se publicara únicamente en Rolling Stone. [2]
En otra versión (no necesariamente conflictiva), Leibovitz recuerda que, al día siguiente de la toma, los editores de la revista estaban maquetando propuestas de portadas enfocándose en el rostro de Lennon, ante lo cual Leibovitz le comenta a Wenner que “Le prometí a John que la portada sería él y Yoko”. [5] Y como dice la famosa y trillada frase, el resto es historia.
Fuentes
[1] Wenner, J. (2022). Like a Rolling Stone. Nueva York, NY: Little, Brown and Company
[2] Hagan, L. (2017, septiembre 29). Jann Wenner, John Lennon, and the Greatest Rolling Stone Cover Ever. Vanity Fair. Recuperado de: https://www.vanityfair.com/style/2017/09/jann-wenner-john-lennon-and-the-greatest-rolling-stone-cover-ever
[3] Leibovitz, A. (2008). Annie Leibovitz at Work. Londres, Inglaterra: Jonathan Cape
[4] Leibovitz, A. (1988). Photographs. Nueva York, NY: Random House
[5] Wenner, J. (2018). Rolling Stone 50 years of covers: A history of the most influential magazine in pop culture. Nueva York, NY: Abrams