Elliott Erwitt (1928- ) es otro fotógrafo que podemos agregar a la lista de quienes nacieron en Europa (París en su caso particular) y emigraron a Estados Unidos, logrando su nacionalización. A sus 92 años, es una de las pocas leyendas de la fotografía del siglo XX que no solo sigue viva, sino que también continúa trabajando (esta entrada se publicó el 24 de mayo de 2021). Es miembro de la agencia Magnum por invitación del propio Robert Capa, llegando incluso a presidir la organización en los años 60 [1]. Su trabajo fotográfico contiene mucho humor y juegos de palabra visuales, algo que está en íntima sintonía con su propia personalidad. Una de las maneras en que Erwitt ha jugado con ello es a través de la invención de un alter ego, André S. Solidor (iniciales ASS o trasero/culo), a través del cual publicó un libro burlándose de la escena artística contemporánea.
No obstante, la fotografía que ilustra esta entrada muestra una realidad más cruda y más obscena. Viajando para visitar a un amigo en Carolina del Norte, Erwitt se detuvo para utilizar un baño público y documentó en dos fotografías lo que observó. Al respecto dijo: “La misma tubería, la misma agua, pero una está refrigerada y la otra no. Uno de los caños es moderno, el otro es viejo y está descascarillado. Todo era tan terriblemente claro…” “… sabía que en el Sur todo estaba segregado, el cine, las escuelas, los baños y los autobuses. En mi foto el contraste sólo es más evidente y claro. El Sur era un mundo dividido, incluso en el mercado de ganado bastaba una cuerda no solo para separar a los animales de los humanos, sino también a los blancos de los negros.” [2]
La historia de la segregación racial en Estados Unidos está muy bien documentada en libros y en el internet, por lo cual no entraré en muchos detalles. Sin embargo, sí mencionaré que esta separación fue en su momento legal no solo a nivel estatal, sino también a nivel federal (constitucional) bajo la doctrina “Separados pero iguales”.
Aunque los conflictos raciales (principalmente entre blancos y afroamericanos) han sido parte integral de la historia de los Estados Unidos desde la esclavitud, pasando por la Guerra de Secesión, hasta los movimientos más contemporáneos como los de los derechos civiles en los 50-60 o Black Lives Matter, el racismo, la discriminación, el prejuicio y la intolerancia es parte de la historia de cualquier país. En Guatemala, desde la época prehispánica, pasando por la independencia, el conflicto armado interno y hasta hoy en día, existe una parte de la población, que de hecho es la mayoría, a la cual históricamente se le ha negado el acceso a la educación, salud, bienestar, tecnología, y servicios financieros entre otros. Es por ello que esta fotografía posee características tanto universales como atemporales, y representa un espejo en el cual podemos evaluarnos como sociedad independientemente de nuestra nacionalidad.